ESTRELLAS DEL CCTV: BAJO LA CULTURA DEL CONTROL

Hace un tiempo tomé la decisión de abandonar mi ciudad natal; el amor, acompañado de la búsqueda de la paz mental y económica, me alejó un poco más de la mátrix para poder encontrarme con otra realidad, donde he desarrollado un estrechamiento más folclórico con la tierra en la que vivo.

Aún habiéndome pasado toda mi existencia en la periferia de una ciudad tan importante como es San Sebastián, no he podido evitar ser parte de un proyecto esnobista y de corte identitario donde más allá de que seas blanco, rojo, negro o txuri-urdin, siempre te falta la pasta pero nunca las ganas de beber.

Los problemas se extienden por toda la capital guipuzcoana; pero basta que te den tu keler-txiki, tu parranda del jueves en Antiguo y la resaca de los domingos que tú, te tiras de cabeza a esta gran piscina.

Qué cojones me estás contando de que los grandes fondos buitres se carguen los barrios de toda la vida por pura codicia y ambición; dejemos que aquellos pobres que catapultan como a una pelota de trapo de sus países se conviertan en el nuevo culpable de nuestras desgracias y que burócratas hablen del refuerzo policial a favor del turista… que si no fuera por él seguro que no bajaría la renta de tu alquiler.

Llevamos años dejándonos romantizar por melodías de grupos de gaztetxe y creyéndonos los cuentos disidentes de gente que cree que vive en el Ulster de Irlanda en los años 70; cuando la realidad, lejos de ser bonita, viene cruda y en forma de crisis existencial.

En estos casos la música es mi única vía de escape; rememorar las melodías de los Small Faces me ayuda a superar los malos baches, y ponerme a los Sleaford Mods me enseña a bajarme de la nube más grande para aprender a disfrutar de las pisadas en la gravilla.

Considero que mantener un equilibrio entre los ritmos clásicos y los actuales es necesario para crear una filosofía progresista y verdaderamente saludable en nuestra sociedad; un camino que lleve a la renovación sin olvidar aquellos aspectos funcionales.

¿Acaso es esto un pensamiento demasiado conservador? a los ojos de la cultura transgresora de hoy en día, una perspectiva este tipo puede considerarse nostálgica y anticuada; no obstante, no se puede decir que sea menos ética o actual, porque precisamente lo que defiende es la racionalidad por encima de cualquier dogma partidista.

Los discursos populistas se mueven de manera descontrolada y con la permisividad de los políticos; es algo que les interesa, porque así cada se puede postular de cara a hacer campaña como garante de la seguridad y el progreso en el tablero “democrático”.

Un fenómeno habitual es cuando se realizan acciones ejemplizantes por parte de las instituciones en la búsqueda del voto fácil de cara a las elecciones municipales y autónomicas:

Solo desde el anterior año se registró un incremento del 30% de la videovigilancia en San Sebastián desde 2017 (f. Diario Vasco) y una intencionalidad por parte del ayuntamiento donostiarra para el aumento de la presencia policial (f. Marisol Garmendia, concejal del PSE-EE).

Supuestos políticos progresistas y nacionalistas, buscan la reacción para barrer o desestructurar las calles sin tener en cuenta la realidad de los que viven en ellas.

Esto, no es ninguna chorrada; hablamos de algo que no solo atenta contra nuestra toma de decisiones, sino que maneja nuestros miedos y emociones, sumergiéndonos en un control del que difícilmente nos podremos despegar.

Y es que, parecía ayer cuando cuatro chavales del oeste de Londres nos cantaban sobre esto, que a día de hoy ya es nuestro día a día:

FLASHING BLUE LIGHTS, CAMERA, ACTION

WATCHING MY LIFE, MAIN ATTRACTION

WE'RE THE STARS OF CCTV

CAN'T YOU SEE THE CAMERA LOVES ME?

“Stars Of The CCTV” Hard-Fi (2005