ESTE DOMINGO NO SERÁ COMO NINGUNO DE LOS SIGUIENTES

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ESTE DOMINGO NO SERÁ COMO NINGUNO DE LOS SIGUIENTES

Si a un aficionado de La Real le preguntas sobre Lyon, lo más seguro es que envíes su mente al mundo de los sueños.

En la temporada 2013/2014 les ganamos en el Estadio Gerland, cuando Antoine aún era nuestro “Hombre Gris”, y en una época en la que cada vez que se escuchaba el nombre de Seferovic, se demostraba el poderío de La Real.

Los Gones (así les llaman a los aficionados de El Olympique) tuvieron un mal año, donde además de caer en los playoff de la Champions League, cayeron por un tanto en la final de la Copa de la Liga Francesa.

Pero lo peor estaba por llegar; los olímpicos probaron el sabor de la derrota cuando Steven Patrick “Morrissey” canceló el espectáculo por culpa de un caso de gastroenteritis.

En su día los lyoneses celebraron la victoria de la Ligue 1 y del Trophée des Champions con la gira de “You’re the Quarry” (2004), pero aquel día de Octubre de 2014 (31/10/14) la mala suerte cerró las puertas internacionales a la ciudad europea de Lyon.

Antoine Griezmann, en el partido contra el Olympique De Lyon (2013)

Casi han sido 10 años lo que han tenido que esperar los lyoneses para gozar de la presencia del “diablo galante” (Handsome Devil, Hatful of Hollow, The Smiths, 1984) y poder ver la interpretación de canciones que no pudieron escuchar en su día.

De verdad que es difícil encontrar un concierto de Morrissey cerca de Euskal Herria; por eso, cuando nos enteramos del concierto que tenía que dar, nos lo tomamos demasiado a pecho… y después de poner unas cuantas excusas, reservamos aquel domingo de Marzo (12/03/23) con el desafío de encontrarnos con cualquier mala noticia o experiencia traumática.

Hicimos el viaje en coche; después de madrugar, pusimos la playlist que habíamos montado y preparamos el bolsillo, con la intención de pagar todos los peajes impuestos por este estado franco-masónico.

Pasamos diez horas metidos en el coche, pero para nosotros pasaron rápido; todo el rato nos repetíamos “¡Vamos a ver al puto Morrissey!” y subíamos a tope el tema “First Of The Gang To Die (Morrissey, You’re The Quarry, 2004).

Cuando llegamos, hicimos el checking y pasamos el sábado en el hotel descansando; nuestro día de fiesta iba a ser el domingo, y eso el señor lo sabía bien.

El domingo nos pusimos dotore-dotore para conocer la ciudad de Lyon; mi pareja se arregló con una gabardina larga y unas gafas de sol oscuras, yo en cambio, escogí la camiseta más fascinante de la selección inglesa, acompañado de una txamarra verde y combinado con unas gafas de aviador.

“Guipuzcoanos en Lyon” (2023)

Alguna vez os he comentado que estoy hecho todo un anglófilo, ¿verdad? bueno, mi esencia es totalmente ibérica y sé que es alimentarme bien, pero allí todo era muy caro, y no merecía la pena gastarse en comidas de Josephine y Napoleón lo que podíamos aprovechar en un buen vino o una exquisita cerveza, por eso nos pillamos un bocata del Subway y bendecimos nuestro gaznate con un McFlurry fresquísimo del McDees.

¿Qué os puedo decir sobre la ciudad? el centralismo francés ha hecho mucho daño y eso se hace notar en la cultura arquitectónica moderna, porque mirando las viviendas de allí, no te dan muchas ganas de ser un urbanita. De todas formas (y esto es de subrayar) merece mucho la pena conocer los rincones y las librerías de La Parte Vieja; tiendas como Boul’Dingue repletas de vinilos, comics y revistas viejas o librerías como Le Bal des Ardents con una sección completa de La Resistencia Francesa, son de obligatoriedad visitarlos… de todas formas, si os quedais con sed de otro plan, el pub James Joyce no está muy lejos de allí.

Carteles del Boul’ Dingue y de un tío llamado John Hamon.

Después de andar dando vueltas, llegamos bastante pronto a nuestro apartamento; después de meternos una buena ducha, nos acercamos a la sala con la intención de tomarnos una cerveza de última hora… pero lo que nos encontramos fue dantesco: la mesa de merchandising estaba rodeada por docenas de fans, que más que a por camisetas, iban a comprar discos firmados (que no bajaban de 250€) donde más de uno se dejó el doble del salario mínimo¡que les aproveche!

Tan pronto cuanto entramos en la sala, pillamos algo de beber y nos sentamos en nuestro sitio, que aún estando cerca, se veía bastante lejos del escenario; por eso mismo no tardamos mucho en acercarnos al foso, que era donde todo el mundo estaba.

Antes de empezar el espectáculo, es de subrayar la ambiente que creó el equipo audiovisual de Morrissey; empezaron poniendo la escena de la ofensiva de Apocalypse Now, donde Martin Sheen y sus compañeros llegan a las playas de Vietnam bajo el mando de Robert Duvall… y donde en vez de oirse la sintonía de Wagner, se escuchaba el himno “Search & Destroy” de The Stooges. A esa selección de imágenes se le unieron el Something Else de Eddie Cochran, el Looking For A Kiss de los New York Dolls o el Johnny Reggae de The Piglets, decorados con imágenes originales de época.

La imagen de Martin Sheen en la pantalla grande del Amphiteatre.

Y de repente, se apagaron las luces; y de ahí los gritos y los nervios empezaron a aumentar… ahí se encontraba nuestro Viejo Mozza, sin perder su histrionismo, decorado por una camisa blanca y una holgada americana.

Después de que Alain Whyte (guitarrista original de la formación en solitario que se incorporó hace poco) se acoplara su herramienta de trabajo, el ex-cantante de The Smiths nos emocionó con las siguientes palabras:

“Bueno, todos los domingos pueden ser iguales… pero estoy seguro de algo; para vosotros, este domingo no será como ninguno de los siguientes”.

Morrissey en el Amphiteatre (Fotografía: Elsa B.)

Y en vez de tocar “Everyday Is Like Sunday”, empezó con el tema “Our Frank”.

Entre las canciones que destacaron aquella noche se pueden recalcar las clásicas (“Irish Blood, English Heart”, Everyday Is Like Sunday…), las nuevas (“Sure Enough, The Telephone Rings”, “Without The Music The World Dies”..), las versiones de The Smiths (“Stop Me If You Think You’ve Heard This One Before”, “Girlfriend In A Coma”, “Half A Person”…) y otras tantas que vivimos muy personalmente (“Trouble Loves Me”, “Jack The Ripper”…).

Como es normal en los conciertos de Morrissey, por encima de los rugidos y regalos que echa la gente, hay performers que se consideran “fans” y saltan al escenario en busca del abrazo de su ídolo; de todas formas, todo el concierto se mantuvo tranquilo, menos en la canción “Suedehead”, donde un loco emocionadísimo placó al icono de Manchester.

Para cuando creíamos que el espectáculo había terminado, nuestro showman se fue y volvió dejando de lado la elegancia y poniéndose una camiseta de su merchandising; a modo de encore tocó la canción de culto “Sweet & Tender Hooligan(The Smiths, 1987) despertando la locura entre la gente.

Cuando terminó de cantar, lanzó su camiseta al público, y estos se lanzaron como bestias a cogerla; siguiendo la tradición, se repartió la camiseta equitativamente, y cada uno felizmente cogió su trozo de tela sudado.

Nosotros en cambio, no necesitamos llevarnos ningún trozo de tela; tuvimos suficiente con el espectáculo del Viejo Esteban y no tuvimos más tiempo para seguir haciendo el friki.

Morrissey, con una imagen de David Johansen detrás suya (Fotografía: Elsa B).

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