FEAR AND LOATHING IN TENERIFE

Para ser sincero, me puse a escribir estas líneas antes de coger el avión. Todavía no sabía lo que nos iba a esperar por las Islas Canarias. Y es que, no me falta motivación para escribir sobre esto, ya que nunca os hemos hablado de nosotros, de la gente que formamos Dotore. Somos tres amigos de diferentes pueblos de Álava y Gipuzkoa, gente normal con una vida ajetreada, a veces un poco liantes. Últimamente, debido a que somos esclavos del día a día, no tenemos tiempo para estar juntos en el ocio. Antes nos reuníamos a menudo para comer, ir al fútbol o echar alguna que otra juerga. Pero las cosas van cambiando, estamos dejando de lado a nuestra juventud y se nota (aunque todavía cometemos algunos actos de inmadurez).
ATERRIZA COMO PUEDAS
Llegamos puntuales al aeropuerto de Loiu y sin perder tiempo pedimos la primera cerveza, y ya sabéis lo que viene después de la primera, la segunda, la tercera, la cuarta… total que bajamos medio borrachos del avión; eso sí, tuvimos una bonita charla durante el viaje. Una vez en Tenerife, tras una discusión con la compañía de alquiler de coches (FUCK GOLDCAR), nos dirigimos hacia nuestro destino en la Isla. Durante 4 días íbamos a convertirnos en unos jodidos guiris de Bradford.
Al llegar al hotel, el buffet ya estaba cerrado, pero Hersham, que ya había estado 4 veces por allí, conocía a la perfección nuestro alojamiento, por lo que fuimos en busca de las hamburguesas y los perritos de la piscina. La verdad que tenemos que ponerle un 3 de 10 a esa comida basura, pero es lo que había y nosotros no le hacemos ascos a nada.
Después de descansar un poco, el plan de la noche estaba claro y no había vuelta atrás. Quedamos en el Hoops con unos amigos navarros que casualmente también estaban allí. Si vais al sur de Tenerife, sin duda tenéis que visitarlo, se trata del pub de los hinchas del Celtic por excelencia, un lugar en el que sin duda un vasco se siente como en casa. Por desgracia, no hemos podido vivir un partido allí, y es que aseguran que el ambiente es brutal. Os dejamos unas fotos por aquí.
Íbamos entrando en calor cerveza tras cerveza, y antes de que comenzara el caos, cogimos unos taxis y nos acercamos hacia la zona de Las Verónicas. Exacto, esa zona en la que habréis podido ver videos de batallas campales entre guiris. La última que recuerdo es la de los hooligans de Inglaterra contra los de Gales (buena borrachera y buenas ostias).
El plan era entrar al Papagayo y así lo hicimos. Fuimos entrando en grupos y aunque la mayoría no éramos muy reguetoneros, nos echamos unos buenos bailes. Aún así, alguno, como si de un scape room se tratase, iba cambiando de garitos y haciendo su recorrido en solitario. La noche se saldó sin heridos y sin problemas. No estuvo mal para ser la primera. Lo más dramático fue ver la pelea amañada entre Tyson y Jake Paul.
Ya el sábado, seguimos sin hacer nada de provecho con nuestras vidas (ni falta que hacía), por lo que nos pasamos tirados y engullendo todo el día. Yo llegué a decir que no, que no iba a salir, pobre iluso. Teníamos ya interiorizado el horario inglés. Para las ocho ya habíamos cenado y nos fuimos dando un paseo hasta Las Américas. Miramos las tiendas, pero solo de lejos, que no tocaba derrochar en ropa. Echamos un vistazo en Rene Jr, una boutique que cuenta con prendas de C.P. Company o Clarks, entre otras. Antes tenían Stone Island, pero ya sabéis, desde que Moncler compró la marca, se han puesto más exquisitos con los distribuidores y un montón de tiendas han tenido que sacarla del catálogo.
Finalmente encontramos un pub irlandes, donde los más jóvenes rondaban los cincuenta años. Todos bebían despreocupados, como si sus vacaciones no fuesen a tener fin. Recuerdo que me llamaron la atención las barrigas de los allí presentes, ahora que nos habíamos transformado en unos guiris… ¿era ese el futuro que nos esperaba?
THE DUBLINER; UNA NOCHE DOTORE
Podéis llamarnos frikis, pero nuestra experiencia en este pub bien merece ser contada. Situado en la calle México, Las Américas, se trata de otra visita obligada para los amantes de la música y la cerveza. Los 3 coincidimos en que fue el mayor descubrimiento, al menos en cuanto a garitos.
Cuenta con una terraza enorme donde hay música en directo hasta las doce de la noche, y un pub con dos pisos en los que casi te puedes perder, 3 barras, pistas de baile, escenarios…
Entramos directos a la barra. El ambiente pedía Guiness y pedimos la primera de unas cuantas rondas. Mientras buscábamos mesa en la terraza, no podíamos ignorar la cantidad de guiris con pintas que había por allí, gente de todas las edades forrada de Stone o Fred Perry y alguna que otra mirada hostil, aunque la verdad es que todos bebían en paz y entonaban las canciones como solo ellos saben. Entre pintas y baby Guinness, sonaron varias de nuestras favoritas, esperábamos con ansia un Don't Look Back In Anger que pusiera el pub patas arriba, pero no llegaba. Se terminó el concierto y nos dio por inspeccionar la zona de abajo. Para nuestra sorpresa, había más música en directo, y esta vez sí, la gente arribísima cantando Champagne Supernova de Oasis. Me hubiese quedado en ese instante toda mi vida; lo de ser un guiri no está tan mal.
Parecía que nos habíamos quedado satisfechos con nuestra estancia en The Gaelic Corner y volvimos a Las Verónicas una noche más. Los que estuvimos allí sabemos lo que pasó (en verdad no fue tan emocionante).
RONQUIDOS EN EL INFIERNO
Para cuando me di cuenta, estos dos ya estaban roncando y la luz atravesaba las cortinas. No era el lugar más propicio para dormir plácidamente, por lo que decidí dar una vuelta y darme un baño en la piscina. Ya caería más tarde.
Ya habíamos llegado al ecuador del viaje y todavía no habíamos hecho nada de provecho (y nos la sudaba), por lo que lo único que hicimos antes de volvernos a la cama fue darnos un paseo y jugar al minigolf. Al día siguiente habíamos quedado con un amigo de allí, un colega con el que había coincidido en alguna previa de algún partido, pero por lo que sea no hablamos; la verdad es que nadie hablaba ese día…
Desayunamos como Dios manda para no saltarnos la dieta equilibrada que estábamos llevando durante todo el viaje y nos pusimos en marcha. Teníamos una sesión de fotos en Los Gigantes (para que luego digan que no vimos nada en este viaje). Fichamos 3 localizaciones diferentes a pies del acantilado. El día nos acompañaba, los modelos no podían ser mejores y nuestro cámara estaba inspirado. El resultado de la Island Collection lo podréis ver con vuestros propios ojos.
Agotados, tras una intensa mañana de visitar la isla y de trabajo, nos dimos un baño en una de esas playas de las que ya no quedan en el sur de Tenerife, lejos de la gentuza como nosotros. Y es que el turismo masivo en la isla está provocando el levantamiento de un sinfín de hoteles, resorts y apartamentos que están destruyendo la tierra que les pertenece a los que siempre estuvieron allí.
El viaje llegaba a su fin; con pena y con nostalgia, nos despedimos de la isla tomando las últimas en el Hoops, pero esta vez sin contratiempos y como personas responsables. Fueron unos días intensos, pero nos volvimos satisfechos; tuvimos tiempo para desconectar, disfrutar y trabajar, pero lo más importante fueron los momentos vividos y las risas; eso nadie nos lo podrá quitar.
Hemos vuelto con más ganas que nunca; nos la suda el frío que nos viene ahora, estamos preparados para ponerle el broche final a este año.
WE ARE || DOTORE
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